miércoles, 27 de agosto de 2014

Mi Luna y mi Estrella

Yo tenia seis años cuando mi hermana Luna nació, sin lugar a duda era diferente a cualquier otra persona que a mi corta edad había llegado a conocer. Más que a una persona se parecía a cualquier villano de los dibujos animados que entonces veía. Nació con una extraña patología o más bien deformación, algo físico y cerebral, nunca me explicaron con claridad. Lo único que sabíamos, según los médico, es que no llegaría a la pubertad.
Recuerdo su cara, era preciosa, al menos la primera que vi. Estaba totalmente calva, de la parte posterior de la cabeza sobresalía una verrugosa nariz, unos pequeños ojos siempre cerrados y unos pálidos y rugosos labios que nunca articularon palabra. Mi hermana tenía dos caras. ¿Cómo explicar esto a un niño de seis años?. No hizo falta. Simplemente la acepte porque era mi hermana.  Incluso me pareció divertido en aquel momento. Sin embargo, el resto de personas incluidos mis padres, no podían evitar sentir grima y repugnancia al ver su otro rostro,  aunque intentasen disimularlo podía percibirlo en sus miradas y sus gestos, y Luna también.
Luna fue creciendo en una vida de clausuras y restricciones. Nunca le permitieron salir de casa, Supongo que por vergüenza o miedo al rechazo del resto de personas. Incluso dentro de su propia habitación la obligaban a ocultar su desgracia con pelucas, gorros y capuchas. Sé que mis padres la querían a su manera, al fin y al cabo era su hija, pero no podían esconder su desagrado al ver su deformación.
Me pasaba horas en su habitación. Le encantaba escuchar historias sobre el mundo que no podía ver, era tan hermosa e inteligente... Cada vez que me ausentaba de casa, se quedaba mirando y esperando, no importa el tiempo que pasara, sentada en el pollete que había junto a la diminuta ventana de su habitación. Mi corazón se destrozaba.
El día que cumplió doce años, y aprovechando la ausencia de mis padres, la llevé conmigo a una pequeña playa a las afueras de la ciudad. Siempre iba tapada, pues hasta ella llegó a sentir asco de si misma al contemplar durante tantos años la reacción de las demás personas al verla. Cuando llegamos, era casi media noche, por lo que teníamos la playa para nosotros solos.  Insistí en que se destapara y disfrutara en su propia piel de la cálida brisa del mar, que se revolcara en la arena como cualquier niño que pisa por primera vez una playa. Le costó un poco                                             deshacerse de los harapos que siempre la tapaban, pero cuando lo hizo, sé que fue el día más feliz de su vida, podía verlo en sus ojos. También fue el último, pues murió poco después entre mis brazos, mientras me miraba y me daba las gracias por aquel día.
Lloré, llore de dolor y remordimientos por no haberle dado en todos estos años más días como ese, lloré de impotencia de saber que sólo era una niña y nunca pudo disfrutar de su niñez, y lloré de furia por todos los prejuicios y la intolerancia de la sociedad que impidieron que Luna pudiese tener una vida normal.
Escuché un gemido, sabía que no era ella, pues no le quité la mirada de encima ni un solo segundo. Sentí mi brazo mojado, la moví y ví como los ojos de su segunda cara por primera vez en doce años abiertos lloraban conmigo. Me asusté y la solté, y entonces movió el brazo intentando tocarme, aunque de una manera bastante amorfa teniendo en cuenta que el cuerpo lo tenia al revés. Vi como sus pálidos y arrugados labios se movían con mucha dificultad intentando pronunciar sus primera palabras : "hermano, Luna a muerto, yo la amaba tanto como tu, pues compartimos cuerpo y sentimientos durante doce largos años. Siempre creí que moriría con ella, pues era mucho más fuerte que yo, por eso nunca pude pronunciarme. Pero ahora estoy aquí, siempre he estado aquí, y te quiero, aunque no me conozcas te quiero. Siempre he estado a tu lado aunque nunca te he tocado, siempre te he apoyado aunque nunca te lo he dicho, siempre te observaba aunque nunca te mirase. Sólo quiero que me des un nombre, y que me aceptes como tu hermana". Me sobrecogí tanto que tardé bastante tiempo en reaccionar, entonces cogí su mano, también la mano de mi amada Luna y le dije: "Estrella, ya te puse un nombre la primera vez que te ví, aunque nunca te lo dije porque pensé que no existías, claro que te acepto como mi hermana". Después tape su cara con los harapos que siempre llevó, y la asfixie hasta la muerte, pues además  de tener dos caras, su rostro era horrible y su cuerpo estaba girado 180º. ¿Que clase de vida le esperaría en este horrible mundo, con estas horribles personas que provocaron tanto sufrimiento a su hermana? ni mis padres, los suyos propios la aceptarían jamás.
Al destaparla, por primera vez ví una sonrisa en aquel horrible rostro, y en ese momento entendí de otra manera la belleza. Lo que sentí fue un sentimiento imposible de explicar con palabras. Las llevé en brazos hasta el coche, luego volví a casa, las tumbé en la cama y dormí toda la noche abrazado al cuerpo sin vida de mis hermanas, lamentándome y culpándome por sus muertes..
A veces pienso que fui un cobarde, y que lo hice por prejuicios, por mis propio prejuicios. Pues a mis seis años con la mente de un niño aún sin manipular sólo veía belleza y ternura en mi hermana Luna, y a mis dieciocho, cuando por primera vez ví a Estrella, sólo vi su horrible rostro y su cuerpo girado, ni siquiera me molesté en conocerla... quizás si la hubiera conocido a ella primero las cosas hubieran sido diferente...
Desde Aquel día cada noche de luna ella, miro hacía las estrellas, y les hablo a ambas durante horas. Tras recordar y avivar de este modo mi sed de venganza, cojo un cuchillo y busco por toda la ciudad una cara bonita que cortar y arrancar, incluyendo en su día la mía propia. ¿Quien sabe?, quizás viviendo en un mundo de gente sin rostro, comencemos a fijarnos en las personas por su valía interna y no por la inservible carcasa  externa con la que estamos recubiertos, puesto que tarde o temprano a todos se nos deteriora.






sábado, 23 de agosto de 2014

La puerta

Despues del trance comprendí que el apocalipsis había llegado. No hubo bolas de fuego cayendo del cielo, ni alegorías a la maldad humana representadas por cuatro jinetes cabalgando caballos de distintos colores. La tierra no se agrietó tragándose las almas pecadoras, y por supuesto tampoco hubo juicio para nadie. No fue una pandemia ni una catástrofe natural. No fue una bomba atómica, ni un meteorito, ni la llegada de una civilización alienígena dispuesta a quedarse con nuestro planeta. Fue algo mucho más imprevisible. Una puerta.

19Marzo2014. El Museo Arqueológico y Antropologíco de la Universidad de Pensilvania abre sus puertas al público mostrando su más novedoso e increible descubrimiento en sus últimas excavaciones en Israel. Una puerta de tres metros de alto por tres de largo, de un material parecido al bronce, pero desconocido para los científicos que la habían examinado. Con inscripciones indescifrables, extrañas figuras uniformes grabadas y dibujos de prismas trapezoidales sobresalientes. La expectación fue descomunal. El museo abrió sus puertas durante toda la noche, el interés y la curiosidad hizo estragos en todas partes del mundo. La hilera de personas en la entrada del edificio se perdía en el horizonte haciéndose interminable. Politicos, famosos,  científicos, periodístas, investigadores, arqueólogos o simples curiosos de todos los rincones del mundo, querían verla y tocarla.
Por aquel entoncés yo trabajaba como guardia de seguridad en el museo, y esa semana me tocaba el turno de noche. Siempre he sido una persona bastante escéptica, pero desde el primer momento en que la ví, aquella puerta me dió escalofrios. Al contemplar las inscripciones y los grabados, un malestar físico y mental me impregnó el cuerpo. Decidí mantenerme alejado, aunque lo tuve bastante complicado puesto que mi labor encomendada esa noche era permanecer ergido delante de ella impidiendo que nadie la tocara.
Cientos de personas se agolpaban frente a ella inertes durante horas. Algunos ni pestañeaban. En tres ocasiones tuvimos que retirar a personas de la multitud por experimentar convulsiones epilépticas y alucinaciones auditivas. Aún así el museo siguió abierto, estaba claro que se estaban llenando los bolsillos, así que se escusaron de mala manera quitándole importancia al asuntó.
Eran aproximadamente las dos de la madrugada. La cola en el exterior había apaciguado bastante, pero el museo mantenía su saturación de personas en el interior. Las alucinaciones comenzaron a volverse colectivas, todo el mundo quería tocar la puerta, la situación se había vuelto insostenible y la locura empapaba cada pared del habitáculo. Fui arrastrado, pisoteado y pataleado por cientos de personas cuyas mentes se desequilibraron en cuestión de segundos. Pensé que no saldría vivo de alli, pero el destino me tenía preparado la mayor de las calamidades y escapé de aquella avalancha arrastrándome como pude.  
Sentado, malherido, y desde una determinada y cautelosa distancia de aquel enigmático desorden, pude comprobar como la locura de aquellas personas llegaba a su extasís final. Rodearon la puerta, la tocaban, la abrazaban, se restregaban, la friccionaban, incluso algunos la lamían... Un pequeño temblor en el suelo provocó la paralización de la muchedumbre y la puerta comenzó a abrirse. Todos permanecían inmóviles frente a ella, únicamente se veía oscuridad al otro lado, hasta que miles de ojos de distintas formas colores y tamaños se abrieron todos a la vez observándo desde el otro lado de la puerta. La multitud seguía paralizada, yo me estremecí en un esquina horrorizado, el cuerpo me temblaba y comenzaron a darme espasmos de cobardía. Todos calleron al suelo desmallados, no sólo las personas que permanecían dentro del museo, sino toda la población mundial existente en ese momento, eceptuando personas ciegas, autistas, mujeres embarazadas de mas de veinte semanas y algun que otro caso excepcional como el mio. El silencio se hizo sepulcral. Comenzarón a aparecer sombras por todos lados con siluetas inexplicables. Gigantescos tentáculos comenzaron a salir de cada esquina de la habitación, rodeando los cuerpos inertes y arrastrándolos hacía unas fauces informes y pobladas de dientes que aparecían de la nada para devorarlos. Los gritos agónicos de las pocas personas que recuperaban la consciencia justo en el momento en el que eran devorados hacían un eco espeluznante en todo el planeta. Seguirán perturbando y haciendo eco en mi mente hasta el día en que muera.
No se de que manera saqué el valor y la fuerza para levantarme y salir de aquel devastador lugar. Las sombras me atravesaban y los tentáculos pasaban casi rozándome. Supongo que me permitieron salir porque sabían que no existía ningun lugar en todo el planeta donde poder esconderme de ellos. Al abrir las puertas externas del museo las vistas eran aún mas sobrecogedoras. Había restos humanos esparcido por todos sitios y los tentáculos y las sombras seguían saliendo por doquier de cualquier esquina.
 El catastrófico y desalentador panorama me hizo darme cuenta de que el fin de los días había llegado. Me resigné tirándome al suelo renunciando a lo que me quedaba de vida aguardando que esos seres me la quitaran. No fue así. Horas después todo comenzó a calmarse después de que la puerta volviese a cerrarse por sí sola.
Es desmoralizante ver como la vida puede cambiar en toda la faz de la tierra en tan sólo un instante. Hace unos días estaba paseando a mi hija agarrado de la mano de mi mujer por un parque lleno de personas y niños jugando. Hoy el 95% de la población a desaparecido, y solo quedamos ciegos, autistas, mujeres embarazadas de más de veinte semanas y pocos casos anómalos aislados como el mío. Sin respuestas, sin soluciones, sin nada en que creer, y con mucho, muchísimo miedo.                                                                                                                                                                   El suicidio se ha convertido en la principal causa de muerte en estos momentos, al menos esas son las pocas noticias que no llegan. Cada vez somos menos los supervivientes. Hago constancia de lo ocurrido en esta hoja de papel por si algún dia se me acaban las fuerzas por seguir luchando, ya que las noches son largas y perturbadoras y rememoran contínuamente las peores de nuestras pesadillas.


La luna

Mientras corría despavorido con parte de su pierna mutilada, paró por un instante a contemplar la enorme luna llena. El color rojizo la embadurnaba. Miró sus manos cubiertas de sangre por una herida de colmillo en el antebrazo, y el recorrido que había marcado el flujo de un zarpazo que casi le arranca la pierna. "Siempre supe que eran mas que perros salvajes". Se decía así mismo hipnotizado con la luz de la luna mientras su cuerpo comenzaba a cambiar...







Un paciente peculiar

-¿Por qué estás aquí Marcos?
-Por que mi madre piensa que estoy loco doctor.
-¿ y por qué motivo piensa eso?
-Porque la veo muerta, al igual que a usted y al resto de personas.
-¿Me podrías explicar esto Marcos?
-¿Quiere saber que veo doctor?Le veo la cara totalmente destrozada, está usted íntegramente cubierto por su propia sangre, y su cuerpo ha quedado machacado casi por completo... no es usted mucho mayor de lo que es en este momento, así que valla con cuidado... No me atrevería a decirle la causa, pero está usted bien muerto señor créame. ¿Acaso tengo la culpa?.
-¿Videncia?¿intentas decirme que puedes ver el futuro?-
-¿El futuro? que hermosa, extraña y confusa palabra al mismo tiempo. ¿Acaso el futuro existe doctor?¿acaso no estamos ya todos muertos?¿acaso el tiempo no es una invención del hombre moderno para medir la duración y separación de sucesos y poder ordenarlos estableciendo a su propia conveniencia un pasado, un presente y un futuro?
El doctor Arnold, quedo bastante impresionado con los argumentos del chico, no pensó encontrarse con alguien tan ingenioso y locuaz al mismo tiempo, menos aún teniendo en cuenta su corta edad. Pese a todo era psiquiatra y como tal, siguió interrogando a Marcos con el propósito de dejarlo sin argumentos para poder exponer su propio juicio ante él.
-Esta bien Marcos, reconsiderando tu hipótesis, si el tiempo no fuera más que una invención, y no existiera pasado, ni presente ni futuro,¿de que manera podríamos estar teniendo está conversación en este momento?¿no estaría todo pasando al mismo tiempo?
-¡¡Exacto!! todo pasa al mismo tiempo doctor, no sólo veo su muerte, tambien veo su niñez, veo  su nacimiento, veo todo lo anterior y posterior a su muerte y a su  vida, porque todo esta sucediendo al mismo tiempo y porque todos estamos muertos ya antes de nacer.
-Marcos, eres un chico bastante inteligente, pero es imposible demostrar lo que dices con simples teorías..
-Esta bien doctor, supongo que no tengo argumentos suficiente para demostrarle la inexistencia del tiempo, acepto su escepticismo dada su profesión. Pero quizás sí los tenga para demostrarle que todos estamos muertos. Reconsideremos que en realidad el tiempo existe, siendo como tal una mágnitud física más de nuestro universo. ¿ha tenido usted en cuenta la magnitud temporal en él?. Me explico, nuestro universo tal y como lo conocemos se formó hace aproximadamente quince mil millones de años. Sabemos que nuestra galaxia tiene aproximadamente seis mil millones de años de antigüedad y que dentro de cuatro mil millones de años desaparecera con la muerte de nuestro sol. Nuestro universo seguira cambiando y expandiéndose, desapareciendo galaxias enteras y formándose otras nuevas, trancurriendo millones y millones de años mientras tanto, y así hasta la infinidad. ¿Cuánto dura una vida humana?¿ochenta, noventa años?¿que significa eso en las magnitudes temporales de nuestro universo? NADA, por lo tanto ¿No está usted muerto ya para el resto del universo?. 
-Bien, supongamos que es así y que todos estamos muertos debido a estas inmensas dimensiones de tiempo. Aunque así fuese, ¿Por qué únicamente tú puedes percibirlo?¿Quién eres tu para tener semejante poder?.
-¿No es cierto doctor que actualmente se cree que no usamos más que un triste diez por ciento de nuestra capacidad cerebral?.
-Sí, aproximadamente.
-Pues dígame, ¿Qúe pasaría si yo fuese capaz de explotar el cien por cien de esta capacidad?.
-Supongo que tu percepción del mundo sería muy distinta a la del resto, pero a la misma vez tu mente sería tan inmensamente superior que rebajarte a la mia para tener esta conversación tan ordinaria en este momento sería algo sistemáticamente imposible para ti.
-Entoncés quizás nunca hallamos tenido esta conversación, segun usted es algo imposible ¿no?... ¿comienza usted a abrir su mente doctor?.
En ese momento suena la puerta, adentrándose en el despacho la secretaria del doctor.
-Buenas tardes doctor Arnold, su cita de las cinco está esperando fuera, ¿le hago pasar?
-Disculpa Amelia, aún no he terminado con Marcos ¿Es que no lo ve? digale que tendrá que esperar un poco.
-¿Marcos? Doctor aqui no hay nadie, su primera cita era a las cinco. ¿Se encuentra usted bien?.
Al mirar de nuevo, no había nadie sentado junto a él... comenzó a notar una extraña sensación dentro de su cabeza, notó como todos sus sentido evolucionaban vertiginosamente por segundos. Todo era diferente, su vista, su olfato, su oido... Podía anticiparse a cualquier pensamiento de cualquier ser humano. Podía ver el aire y cada una de sus partículas y sentirlas. Su cerebro estaba cambiando. Miró a Amelia y pudo verla muerta, de mayor y de  niña a la misma vez, sus antepasados y los antepasados de estos, sus descendientes y los descendientes de estos, el principio del mundo y a la vez su final. ¿Qué significado tiene el tiempo cuando puedes ver el mundo de esta manera?. Su mente dictaminada por la psicología no pudo asimiliar una percepción tan precisa del mundo. Tanta información, sensaciones y conocimiento incocebibles para cualquier mente actual provocaron que el doctor Arnold terminara arrojándose por la ventana de su despacho. Teniendo en cuenta que se trataba de un séptimo piso, su cara quedo bastante destrozada, la sangre brotaba por todos lados, y su cuerpo completamente machacado...     

     


viernes, 22 de agosto de 2014

El monstruo del armario


Llegó la hora de ir a la cama.
"Mama dice que el monstruo del armario no existe, ella nunca miente, así que no hay por que tener miedo". Se repetía la pequeña Sofia oculta bajo las sábanas mientras abrazaba con sus manos temblorosas su viejo y tuerto osito de peluche.
¡Poom!. Se escucha un golpe en la puerta del armario. La pequeña estrujaba con todas sus fuerza el conjunto de músculos de su cara para impedir que sus párpados se levantaran.
¡Poom! De nuevo vuelve a oirse el mismo golpe. "Siempre suena tres veces antes de que salga". Pensaba Sofia mientras rodeaba  y oprimia con sus pequeños brazos aquel viejo osito apunto de saltarle el ojo botón que le quedaba.
¡Poom! El último golpe fue mucho más intenso. Sabía que estaba apunto de salir. Ocultó su cabeza bajo la almohada y se esperó para lo peor.
El crujido de la vieja madera del armario desvelaba que las puertas se estaban abriendo. Con cada paso se escuchaba el estremecedor sonido de una garra arañando el suelo de parquet. Sofia seguía escondida bajo las sábanas.  Notó como el colchon de su cama se hundía como si alguien se sentara en él. Algo comenzó a respirar sobre su cuello de una forma inhumana.
-¡Fuera de mi habitación!. ¡Mi mama dice que no exites!¡Fuera de mi habitación!. ¡Mi mama dice que no exites!.La pequeña repetia una y otra vez alzando considerablemente la voz, mientras seguía con la cabeza oculta evitando cruzarle la mirada . Se escuchó un portazo proveniente del armario. Posteriormente todo se calmó . Sofía durmió esa noche tranquila y orgullosa, pues tuvo la suficiente valentía para vencer al mosntruo que le atormentaba cada noche.
A la mañana siguiente Sofía fue al cuarto de su madre para relatarle su hazaña de la noche anterior.
 La habitación estaba llena de sangre. el cuerpo de su madre tenía trozos de carne rebanados por gigantescos arañazos. El suelo de parquet presentaba inexplicables rayaduras y las puertas del armario abiertas de par en par...





Bajo la chimenea

- La casa está hecha un desastre ¿A que esperas para ponerte a limpiar?.
- Lo sé, pero el cálido fuego de la chimenea provoca un suave cosquilleo en los dedos de mis pies que me recorre todo el cuerpo. Me gustan las chimeneas. Creo que me quedaré aquí tumbada un rato más. Quizás me sirva otra copa champán.
-¿ Es que no piensas limpiar?
-Déjame en paz. Sólo quiero descansar. ¿Porque no limpias tu?
- Sabes que no puedo.
- ¡Siempre la misma historia!¡ Te recuerdo que todo esto ha sido idea tuya!. Quizás debería haberle hecho caso a mi psiquiatra cuando dijo que no existías. Pero siempre acabas liándome y ahora tengo que recoger sus trozos y limpiar toda su sangre cuando sólo me apetece estar tumbada bajo la cálida llama de la chimenea.